sábado, 26 de marzo de 2011

LA LLEGADA AL PODER DE RUÍZ CORTÍNEZ y EL DESARROLLO ESTABILIZADOR

Desde su toma de posesión, Ruíz Cortínez se manifestó en contra de la corrupción, y entre sus primeras iniciativas para combatir la carestía estuvo la Ley antimonopolios que fue acompañada con un rígido control de precios, con el abaratamiento del frijol, y el maíz y con el impulso a la Compañía Exportadora de Importadora Mexicana. CEIMSA, que en los años sesenta se transformaría en Conasupo. La CEIMSA se encargó de distribuir artículos básicos, para evitar a los encarecedores, a todo esto se indicó que instrumentaría una política de austeridad, por la cual se restringiría el gasto del gobierno.
En 1952, se formó el Bloque de Unidad Obrera, con la unificación federalizada de la CTM de la CROM y de la CGT y los sindicatos de telefonistas, electricistas, tranviarios, ferrocarrileros y mineros. La finalidad del BUO era la de acarrear obreros para dar apoyos masivos al gobierno.
La iniciativa privada

En relación a la iniciativa privada la relación fue distinta pues la empresa privada y la prensa se vieron disgustadas por la política de austeridad, que dejó inconclusas muchas obras, suspendió otras y redujo partidas para el campo y los transportes. El presidente de la Asociación de Banqueros anunció que los inversionistas privados abrirían un compás de espera que significó la parálisis del aparato productivo durante ese año y la inevitable fuga de capitales.
Desarrollo estabilizador

Esto sí preocupó a Ruiz Cortines, pues una cosa era contrastar el régimen de Alemán, y otra era el ser boicoteado por los empresarios. La contracción de inversiones, la fuga de capitales, más la austeridad gubernamental hicieron que el crecimiento económico disminuyera en 1953, y que Ruiz Cortines modificara sus puntos de vista e iniciara lo que fue llamado el desarrollo estabilizador, prudencia en el gasto público, bajos salarios, búsqueda de créditos exteriores, apertura a las inversiones estadunidenses y estabilidad de precios y de la paridad del peso.
Devaluación .

El principal problema en ese momento era el económico, el presidente, estaba consciente de que debía auto rectificar, sus primeras propuestas, con el fin de restaurar el equilibrio perdido .Lo primordial era para la fuga de capitales, ya que en los tres primeros meses de 1954 muchos millones de dólares, se habían ido calladamente hacia Estados Unidos. Ocultamente, las autoridades hicieron sus preparativos y ni siquiera se les avisó al Fondo Monetario Internacional. Con la astucia que caracterizaba al presidente, se eligió el miércoles de la semana santa a las seis de la tarde para anunciar la medida, porque los bancos ya habían cerrado y no abrirían sino hasta cuatro días después. La televisión y la radio, informaron que el peso se devaluaba a 12.50 por un dólar. Todo aquel que quiso especular con la medida no encontró dónde cambiar dólares y los turistas estadounidenses fueron acosados para que vendieran sus dólares a la ya vieja paridad de 8.60.

Crecimiento Económico.
Además de la devaluación, Ruiz Cortines, había iniciado un sobrio plan de obras públicas, las exportaciones empezaron a crecer, ya que con la devaluación los productos mexicanos era una ganga en el extranjero, y llegaron los créditos, para iniciar las obras en el campo, en la industria, en los transportes, y en las empresas paraestatales, especialmente en la Comisión Federal de Electricidad, y Petróleos Mexicanos. El resultado de todo esto fue que se reinició el crecimiento económico y tanto el gobierno como el sector privado salieron beneficiados.
Aumento a salarios
Los salarios no se elevaron, con lo que el poder de compra disminuye. En un principio las centrales no dijeron nada pero después dieron su apoyo al presidente y mostraron su determinación al declarar que combatirían enérgicamente a los acaparadores. Así las cosas, los obreros ratificaron su apoyo a su amigo y jefe el presidente de la República
Ante la presión de los obreros que pedían salarios, Ruiz Cortines ofreció un diez por ciento, de aumento a burócratas, y al final de su discurso pronunció la frase con que se le recuerda: “México, al trabajo fecundo y creador”.
Los salarios de la clase trabajadora empezaron a mejorar en cierta medida y a partir de 1954 el desarrollo estabilizador logró que los precios dejaran de aumentar. Esto hizo a que al menos por dos años durante 1955 y 1956, la situación general en México pasara por una fase de relativa tranquilidad.
Intervención del estado en la economía.
Las características generales que marcaron la intervención del estado en la economía de 1952 a 1958, tuvieron una influencia decisiva sobre el crecimiento económico futuro y sobre la acción de los gobiernos posteriores. Lo primero que salta a la vista es que el gobierno de Ruiz Cortines, carecía de un plan de desarrollo, de estrategia alguna que le permitiera formular una política económica a largo plazo para alcanzar objetivos precisos. Su intervención en la economía podría considerarse pragmática, sólo fue allanando el cambio hacia las metas de carácter general que los gobiernos poscardenistas se habían fijado y que se limitaban a mantener un buen ritmo de crecimiento a alentar la industrialización y a evitar situaciones abiertamente conflictivas con los sectores sociales que a más de hacer sentir su influencia sobre el gobierno, eran fundamentales para el crecimiento económico a corto plazo, bien fuese porque mantenían en su poder el control de los medios de producción o bien por el lugar estratégico que ocupaban el mercado nacional.
Impuesto sobre la renta.
Siguiendo tales lineamientos, se llevaron a cabo las reformas al impuesto sobre la renta lo cual dio por resultado que a lo largo del sexenio se fueran ampliando considerablemente las exenciones fiscales; así mismo se rechazaron medidas que como el impuesto complementario a las personas de altos ingresos, atentaban, según los empresarios, contra el anhelado clima de confianza. Si aquella política condescendiente fomentó una participación mayor de la inversión privada, no es menos cierto que la posibilidad de fortalecer la capacidad económica del estado mediante una recaudación fiscal más alta se fue alejando cada vez más y la dependencia financiera del exterior convirtiendo en el única camino que le permitiría mantener cierta capacidad de acción sobre el desarrollo económico del país.
Orientar la inversión privada
La generosidad en el uso de instrumentos fiscales no fue acompañada de una clara intención gubernamental por orientar la inversión privada según criterios como el grado de eficiencia, el equilibrio regional, la mexicanización y menos aún el interés social. Las reservas del estado para intervenir en el desarrollo industrial se pusieron de manifiesto en la Ley de Industrias Nuevas y Necesarias de 1955.
Aunque formalmente representaba un avance con respecto a la política anterior, señalar que los alicientes fiscales se otorgarán más selectivamente a las industrias y empresas que llevaran los requisitos para cumplir con determinados objetivos de desarrollo, la ley no hacía ninguna referencia al grado de eficiencia que debían tener las empresas receptoras de ese beneficio, ni existía un criterio definido para catalogar a una industria como necesaria. básica o semibásica.
En consecuencia a la ley se fue convirtiendo en un mecanismo más para ampliar exenciones fiscales de manera un tanto indiscriminada a cualquier industria que demostrara hallarse en la posibilidad de producir un artículo nuevo o necesario.
Mayor inversión de la empresa privada.
Las decisiones tomadas al respecto obedecían a consideraciones meramente ocasionales como las de estimular la inversión privada, no contribuir al desequilibrio de la balanza de pagos, o evitar algún efecto negativo sobre los precios. Como resultado de ello, las empresas de participación estatal se encontraron sujetas a los vaivenes de la política económica gubernamental y perdieron mucho de su efectividad. Así concluyó el sexenio en una situación financiera verdaderamente crítica. Esta actitud del gobierno confirma la impresión de que confiaba más en las cualidades de la empresa privada que en la capacidad de las empresas públicas para promover el desarrollo económico; que prefería disminuir su intervención directa en la producción en aras de una mayor participación privada.
Esta forma en que concibió la administración de Ruiz Cortines el papel del estado en la economía, hizo que el éxito de su política económica se encontrara supeditado a una serie de circunstancias de orden interno y externo sobre las que tenía poco a ningún control. De tal manera que se ponen en tela de juicio que la política de gasto público, la devaluación y en general todas las medidas de aliento a la producción adoptadas por el gobierno en 1954, fueron fundamentales para sacar la economía del estancamiento en que había caído el año anterior.
Pero su éxito se debió a que coincidió con otras circunstancias favorables como la recuperación económica de los Estados Unidos, que permitió aumentar las exportaciones y por consiguiente el aprovechamiento óptimo de la devaluación y la disposición favorable de las instituciones internacionales de crédito, que facilitó al gobierno recurrir ampliamente a fondos del exterior para financiar su crecido gasto.
Efectividad de la política económica
La efectividad de la política económica dependió del grado de entusiasmo que fue capaz de despertar entre los inversionistas privados nacionales y extranjeros que se convirtieron en los responsables principales del aumento de la inversión y del auge económico contemplado entre 1954 y 1956.
En 1958 las circunstancias que hicieron triunfar la política económica gubernamental en años anteriores habían desaparecido. Por una parte los Estados Unidos habían entrado de nuevo en una recesión y sus importaciones de artículos mexicanos se habían debilitado, por otra parte, los inversionistas nacionales y extranjeros expresaban abiertamente sus dudas sobre el futuro económico de México y restringían con cautela sus inversiones.
En estas condiciones, la acción del gobierno careció de la fuerza necesaria para imprimir a la economía el impulso que requería; por esto la administración de Ruiz Cortines llegó a su sucesor una situación económica poco alentadora en la que el crecimiento tendía a disminuir, las relaciones con el exterior a deteriorarse, y la desconfianza de la inversión privada a aumentar.
Desarrollo capitalista de México.
Si a finales del sexenio de Ruiz Cortines, la política económica se había enfrentado a serias dificultades, poniendo de manifiesto el peso relativo de la acción estatal sobre la economía, también para entonces se habían logrado imponer lineamientos de política económica que bajo condiciones internas y externas favorables, habrían de ser decisivos para permitir el desarrollo capitalista de México en los años siguientes y para sentar las bases de un acuerdo entre los diversos grupos de poder en el país.
Se trata, de la estabilidad de precios; desde 1956 presentaron una clara tendencia a moderarse, razón por la cual algunos investigadores, consideran que a partir de esta fecha se inicia en la historia económica del país la nueva etapa del crecimiento con estabilidad. Otro aspecto es el relativo a la política salarial. Hasta 1952 los dos gobiernos anteriores habían seguido la práctica de mantener lo más bajo posible los salarios de toda clase de trabajadores, con lo cual se había logrado estimular el interés de los empresarios haciéndoles participar más activamente en la expansión económica, pero se había ido minando también la capacidad de compra de las mayorías, al grado de plantear con el tiempo un verdadero problema a las industrias productoras de bienes de consumo.
Política salarial
Por tal razón, la política salarial del régimen de Ruiz Cortines rectificó su orientación, dirigiéndola hacia el mejoramiento relativo de la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Los salarios mínimos diarios, en promedio para las zonas urbanas y rurales aumentaron de 3.35 y 2.66 pesos durante el bienio 1950-1951 a 8.13 y 6.86 para el bienio 1958-1959, lo que presentó un aumentó del 142.6% y el 157.8% para ambas zonas. Claro que ese aumento no permite concluir que se inició entonces un mejoramiento del poder adquisitivo de las clases populares del país.
Había grupos numerosos en el campo y en las zonas marginadas de las grandes ciudades que no eran asalariados; por otra parte, era muchísimo los trabajadores que carecían de la organización sindical necesaria para hacer que los patrones respetaran los salarios mínimos fijados, tenían que conformarse con remuneraciones muy inferiores a las establecidas. Unicamente donde el movimiento obrero hacía sentir su poder de negociación, la recuperación del nivel de vida de los trabajadores, registró una ligera mejoría en estos años.
Política de sustitución de importaciones
Un aspecto que merece ser destacado es el relativo a los esfuerzos por hacer efectiva la política de sustitución de importaciones que hasta entonces había tenido poco éxito.
Mientras durante la presidencia del general Avila Camacho las compras en el exterior habían aumentado 134.2% y durante la administración de Alemán, 118.8% bajo la presidencia de Ruiz Cortines solamente lo hicieron en un 48.3% evidenciando las dificultades que los productos extranjeros encontraron en los mercados nacionales como consecuencia de la política oficial en materia agrícola e industrial.
En efecto el impulso que había dado el gobierno a la producción de alimentos desde 1953 permitió cubrir casi totalmente la demanda con producción nacional y suprimir la mayor parte de las compras al exterior, que en algunos años de las administraciones pasadas habían llegado a ser muy elevadas.
Gasto público
Un aspecto que aparece en la política económica de Ruiz Cortines es el referente al gasto público y a la preocupación gubernamental por que no se convierta en un elemento desestabilizador de la economía, como hasta entonces lo había sido. Los gobernantes anteriores en su deseo de acelerar el crecimiento económico del país, habían incurrido con frecuencia en graves déficit que financiaban con el apoyo del Banco de México.
Este mecanismo generaba presiones inflacionarias muy difíciles de controlar y perjudicaba a los habitantes más pobres. Por ello en la época de Ruiz Cortines se moderó el gasto público, y cuando hubo necesidad de sobregirarse se acudió de preferencia al crédito interno y externo. Recurrir al financiamiento externo empezó a tener cada vez mayor atractivo, porque al mismo tiempo, que financiaba su gasto contribuía a mantener una elevada reserva de divisas y evitaba posibles discrepancia con los inversionistas privados.
Finalmente un quinto aspecto de la política económica oficial es el relativo al fortalecimiento del mercado financiero. Con sus disposiciones el gobierno empezó a superar lentamente la dificultad para el crecimiento del país representaba la estrechez del mercado interno de capitales.
Las disposiciones contenidas en la Ley de la Comisión de Valores de finales de 1953, y en la Ley de Sociedades de Inversión en 1954, ayudaron a disipar la desconfianza tradicional de los ahorradores en los documentos ofrecidos al público por las instituciones privadas.
A esto contribuyó la política de estabilización y el mantenimiento del tipo de cambio ya que gran número de pequeños ahorradores, cuyo capital era insuficiente para lanzarse en aventuras empresariales, seguros ahora del mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda, acudían con menos recelo a invertir en valores, que se encontraban respaldados por la Nacional Financiera.
Por eso, a partir de 1956 se iniciaba el fortalecimiento del sistema financiero del país, siendo las financieras privadas las que mejor aprovecharon las condiciones creadas para ampliar cada vez más sus operaciones.
Modalidades económicas de las política hacendaria.
En resumen, estabilidad de precios, mejoramiento de los salarios, aceleración del proceso de sustitución de importaciones, equilibrio presupuestal a través de la utilización de créditos externos, fortalecimiento del sistema financiero y mantenimiento del tipo de cambio, fueron las principales modalidades económicas que la política hacendaria de Ruiz Cortines logró imponer en el país. Se trató de verdaderos triunfos para un gobierno que independientemente de lo costos sociales y económicos a largo plazo, se había empeñado en mantener un fuerte crecimiento, alentar la industrialización y evitar el conflicto entre grupos sociales, que de manera inmediata, resultaban piezas fundamentales para continuar el crecimiento económico. Al mismo tiempo la producción siguió su marcha ascendente operándose cambios importantes en la estructura del aparato productivo que reflejan bien las condiciones sociales en que estaba ocurriendo el desarrollo mexicano, y apuntaban los problemas más graves con los que habría de tropezarse en el futuro inmediato.

2 comentarios:

  1. muy bien muchacho pero te faltan fuentes y referencias bibliograficas si no pasaría por un fansin mas.

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  2. Gracias. Buen artículo. En efecto, faltan fuentes y mención del problema sindical y la fractura de la CTM entre los oficialistas como Fidel Velázquez y los comunistas que lideran a los ferrocarrileros, como Hernán Laborde, Heberto Castillo y Valentín Campa, y que le estallaría en las manos a López Mateos.

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